domingo, 9 de agosto de 2009

Málaga la bella... según el Barón de Davillier

El otro día recibí el envío de la librería Raimundo de Cádiz con mi regalo de cumpleaños: "El Viaje por España", del Barón de Davillier, ilustrado por Gustavo Doré, y prologado y anotado -con mucha guasa- por Arturo del Hoyo.

Es una edición en 4 tomos que, efectivamente, tiene todas las láminas de Doré, en mayor tamaño y mejor reproducidas que la edición en dos tomos que yo estaba leyendo. Además tiene notas aclaratorias y eruditas de Arturo del Hoyo y otros estudiosos: Antonio Buero, J.J. Carreras, J. Corrales Egea y F. García Pavón.

Entre las notas, los grabados a toda página, lo grueso del papel y el tamaño de la letra..., los 2 tomos se han convertido en 4 -enormes además- que ya no puedo leer tumbada en la cama.

Yo que estaba tan contenta porque había terminado el primer tomo, ahora resulta que tengo que empezar de nuevo desde el principio, así que creo que el Barón se quedará esperándome hasta el verano que viene.

Antes de colocarlos en la estantería, quiero copiaros algunos fragmentos de lo que el francés opinaba de Málaga. Es muy peculiar la imagen que Davillier ofrece de la ciudad, de sus gentes y de su cante por malagueñas; después de leer su relato, concluí que Málaga era la ciudad de la delincuencia -a mediados del siglo XIX, no ahora- de los matones -charranes y barateros- y de los homicidios. ¿Le suena a alguien este refrán: "Mata al rey y vete a Málaga"? A mí, no.

Así que, no me extraña nada que El Canario se metiera en problemas, ya que según los franceses, el malagueño de extracción popular lo llevaba en la sangre. (¿Se me nota mucho mi antifrancesismo?)

A lo que vamos. Lo que Davillier opina de la ciudad:

"... antes de mediodía entramos en Málaga al galope de nuestras diez mulas.

Málaga la hechicera,
la de eternal primavera,
la que baña el dulce mar,
entre jazmín y azahar,

Tal es el saludo que dirige un poeta español a una de las más bonitas ciudades de Andalucía, y nunca hubo alabanzas más merecidas.

A nuestra llegada a Málaga nos habíamos instalado en la Fonda de la Danza, un nombre en completa armonía con el aspecto alegre y animado de la ciudad, que nos chocó desde nuestra llegada y que contrasta con la calma y el silencio de las calles de Granada.

Nos dirigimos primeramente hacia la Alameda que se llama, no sabemos por qué, Salón de Bilbao. Es una gran avenida conquistada antiguamente al mar y plantada con dos filas de árboles magníficos..."


Lo que Davillier opina de sus mujeres:

"En la Alameda es donde pueden admirarse la belleza de las malagueñas, celebrada en toda España:

Las malagueñas
son halagüeñas,

dice un conocido refrán, y en nuestra opinión, nunca reputación fue más merecida. Menos grave que la granadina, menos coqueta que la sevillana y que la granadina, la malagueña se distingue de las demás mujeres andaluzas por su tez más ambarina, por sus rasgos más regulares, pero no menos expresivos. Sus cejas, anchas y bien dibujadas, sus pestañas largas y abundantes dan a sus ojos negros una profundidad y un encanto inexplicables. Saben muy bien cómo hacer resaltar con una simple flor, una dalia roja o blanca, graciosamente colocada tras la oreja, la belleza de sus cabellos, de un negro azulado como el ala del cuervo."


(Tía Carmina, ¿acaso el Barón contempló la belleza de una de tus antepasadas?)

Lo que el Barón opina de sus cantes y malagueñas:

"Las calles de Málaga han conservado, en ciertos barrios, su antiguo aspecto, y son todavía estrechas y tortuosas, como en la época mora. Muchas casas tienen... un patio descubierto... En el patio se acogen durante los grandes calores, y en él tienen lugar durante las hermosas tardes del verano las tertulias, reuniones en las que se baila a veces algunos pasos andaluces, como el "polo del contrabandista" o la "malagueña del torero". También se cantan al son de la guitarra esas coplillas tan populares en Andalucía, que se llaman malagueñas.

El ritmo de las malagueñas es un poco extraño, rudo si se quiere, pero no tiene absolutamente nada de vulgar ni de frívolo. Lo mismo puede decirse de las cañas, carceleras, playeras, rondeñas y otros cantes populares de Andalucía, sobre los que volveremos a tratar. Lo mismo que todos estos aires, las malagueñas tienen sin duda un origen moro, y son, sin haber sufrido alteración alguna, las mismas melodías que cantaban, acompañandose del laúd, los súbditos de Ibn-al-Kamar y de Boabdil..."


Lo que Davillier dice de los barros malagueños:

"Encontramos los muelles de Málaga atestados de cajas de pasas y de toneles de todos los tamaños. Los vinos y las pasas son la gran riqueza malagueña, aunque no debemos olvidar la industria de la terracota coloreada, muy antigua en el país. En el Pasaje de Heredia se modelan estas estatuillas, que representan invariablemente trajes andaluces. Ora es una maja con falda corta bailando el polo o el jaleo, ora es un contrabandista, trabuco en mano. Un majo cortando con su navaja el tabaco para su cigarrillo, o un cura con sombrero largo y estrecho como el de Don Basilio. También hay charranes, pilluelos de Málaga, o barateros de cuchillo en cinto. Pronto pasaremos revista a esta diversidad de personajes típicamente andaluces."


Después de esto, los franceses describen todo el submundo malagueño de la delincuencia, a la que parecen admirar tanto, que deciden tomar lecciones de uno de los "profesores o diestros más consumados" en el manejo de la navaja y del cuchillo, y de toda la variedad de golpes inventados para "rajarse de arriba abajo". Al parecer, Doré, gran maestro en el manejo del lápiz, también se muestra muy diestro en el manejo de la "herramienta."

La poco afrancesada Porverita

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas tardes,le felicito por este espléndido blog.
¿Sabe usted donde conseguir las imágenes de Doré acerca de esta academia de esgrima de la navaja en Málaga y/o datos similares?.Soy un estudioso de esta temática-extraña para muchos-pero que existió y de la que nada queda desgraciadamente desde el punto de vista de la historia,sus fabricantes,forjadores y artesanos.
Le estaría profundamente agradecido.
Reciba un saludo cordial.

Porverita dijo...

En cualquier edición ilustrada, buena, de la obra "Viaje por España" del Barón de Davillier, puede encontrar todas las ilustraciones y dibujos que su amigo y acompañante, Gustavo Doré, fue tomando durante sus recorridos y viajes por la península.

Yo tengo una en 4 tomos con la mayoría de los grabados de Doré a página completa. Recuerdo algunos dedicados a sus "tutores" en el manejo de la navaja y las posiciones adoptadas.

Salud

Anónimo dijo...

¡¡GRACIAS!!.Sobre todo por la rapidez.Intentaré a través de alguna librería ver por lo menos lo concerniente a este pasaje malagueño,tanto narrado como visual.Lo que daría por saber donde se forjaron estas navajas malagueñas,por cierto la mayoría SI,acuñadas.Nada queda de ello,nada.
De nuevo,mil gracias por atenderme.

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