Se nos termina el mes de noviembre, y se me terminan los cumpleaños que celebrar en el blog.
Este final de mes me ha cogido muy desganada y con una determinación fuerte de apartarme de los ordenadores fuera de las horas de trabajo.
Pero no quiero empezar el ayuno sin recordar a mi compañera de despacho que cumplió años ayer domingo, día 29 de noviembre.
Porque es una delicia compartir despacho con ella, pues transmite alegría y buen humor, es decir, buen rollo, y eso en un trabajo es difícil de encontrar. No tiene manías como yo; se acomoda bien a casi todas las situaciones y compañías, y además me llena las paredes del despacho de "tíos buenos", en lugar de los típicos carteles biblioteconómicos aburridos.
Como estamos en distintos turnos, sólo coincidimos un ratico a medio día, y en ese poco tiempo, como yo no callo ni aunque me maten, pues ocurre que no le dejo margen para poderla conocer mejor; no sé bien que música le gusta -a parte de Bambino- o si le hacen gracia los chistes tontos, como a mí.
Pero me he informado de otros compañeros y parece que en sus años locos de muchacha alocada y madrileña, bailaba esto:
Sé qué es apacible, cariñosa y muy familiar, y que un día prometió no vivir pendiente de ninguno de estos artilugios infernales: el despertador, la báscula y el teléfono móvil; la filosofía de alguien que se ha propuesto ser feliz a toda costa.
Pues aunque con un día de retraso, espero que hayas sido muy feliz el día de tu cumpleaños, y te deseo que seas moderadamente feliz el resto de tu existencia.
Si me ha salido una entrada algo moña, lo siento: estoy de crisis creativa.
La Porverita tenaz.
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Otro chivatazo de los amigos:
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Esto me gusta a mí, espero que le guste también a ella.
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Hace 6 días