martes, 19 de julio de 2011

Una directora para la Bienal


Diario de Sevilla (16.7.2011) por Patricia Godino.

Dice el titular: Rosalía Gómez se perfila como directora artística de la Bienal de Flamenco
La crítica de danza de 'Diario de Sevilla' sería la primera mujer al frente de la cita jonda. El Ayuntamiento, que asumirá directamente la gestión económica, busca un profesional externo para diseñar la programación.


Pues mira qué Domingo González no me paracía malo para la Bienal, pero creo que Rosalía Gómez, a la que conozco personalmente, lo haría muchísimo mejor.

Se trata de la dirección artística de la Bienal de Arte Flamenco de Sevilla, y no de la gestión económica, que parece que se va a reservar el propio equipo municipal. Como tal, y con la larga, y puesta a prueba, experiencia de Rosalía, la programación de la próxima Bienal -si se confirma su elección- tiene asegurada la calidad y prestigio de los espectáculos.

Parece que hay quien le acusa -en los comentarios a la noticia en el Diario de Sevilla- de conocedora o limitada al flamenco antiguo. Quien eso dice, no la conoce, pues no sólo conoce -y bien- el flamenco y la danza antigua y toda su historia -también la contemporánea-, sino que lleva años defendiendo y recomendando lo mejor de las vanguardias, y... ¡mira que es difícil separar el trigo de la paja en el arte moderno!

No tengo más que muy buenas experiencias de todo lo que me ha recomendado -en Jerez o en Sevilla- y que yo desconocía por completo. Gracias a ella he descubierto un flamenco contemporáneo que he llegado a apreciar y que me habría pasado desapercibido sin su intervención. En eso no le da lecciones nadie.

Si le llegan a nombrar Directora Artística de la Bienal, seguro que regreso a Sevilla y me reconcilio con esa ciudad tan despreciativa de lo foráneo. Yo, y seguro que todos aquellos que la hemos conocido por su estupenda labor en el Festival de Jerez.

Creo que es una estupenda noticia para el flamenco, la Bienal y para... Sevilla.

sábado, 9 de julio de 2011

Daniel Casares, por Lourdes Gálvez del Postigo



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La guitarra y nada más

LOURDES GÁLVEZ DEL POSTIGO | ACTUALIZADO 09.07.2011 - 05:00

Festival Terral 2011. Teatro Echegaray. 7 de julio de 2011.
Guitarra: Daniel Casares. Aforo: Casi lleno.

El clima hizo honores al nombre del ciclo. El Terral fue el pasado jueves más terral que nunca. Pero dentro del Teatro Echegaray estaba esperando un remanso de frescura y un abanico de sensaciones que fueron estimulante elixir para los sentidos.

Daniel Casares eligió estar solo con su guitarra en el escenario y presentarse así, sencillo y valiente, ante el público. Fue de agradecer porque pudo mostrar la verdad de su música y su gran sensibilidad artística en toda su desnudez sin elementos que sirvieran de distracción.

El recital se caracterizó por lo íntimo, pues este teatro es recogido y tiene ese escenario a ras del suelo que, junto con la propuesta de Casares, propició la cercanía entre el músico y el público. La transmisión de sentimientos fue absoluta, si el dominio técnico fue asombroso, la empatía -ese pellizco flamenco- fue tónica general.

Comenzó por rondeñas de concierto, con las que fue calentando las manos, para adentrarse a continuación por los terrenos de la bossa nova perfectamente imbricada en el compás de tangos, rematando por aires de Cádiz en un alarde de virtuosismo que hizo que el público ya le brindara la primera gran ovación de la noche. Tímidamente, agradeció nuestra presencia e hizo una bellísima granaína, donde la melancolía de este palo quedó subrayada en el estremecedor punteo, con reminiscencias de bolero.

La guajira no suele faltar en sus recitales y, en esta ocasión, toda la dulzura de este toque, caribeño y andaluz a un tiempo se mezcló con sutiles acordes que no hicieron más que sumar belleza al tema.

A estas alturas, Daniel Casares estaba muy a gusto, y se permitió el capricho de tocar los tangos que dan nombre a su último disco, El ladrón del agua, con una dimensión distinta al estar en solitario, pues, en la grabación va orquestado. La emoción estuvo a flor de piel.

Continuó con una creación por verdial, en una visión muy personal pero que desprendía esencia malagueña, cosmopolita y rural, marinera y campesina, y se despidió con unas magníficas bulerías en las que introdujo el reconocible toque de los cantes de El Piyayo, con una fuerza arrolladora que levantó al unísono al público de sus asientos.

No le dejaban irse, así que brindó encantado una corta y sabrosa bulería por soleá que, definitivamente, supo a poco. Esa fue otra de las virtudes del recital, que tuvo una extensión perfecta, ni muy larga ni muy corta, y que consiguió dejar al respetable con ganas de más.

lunes, 4 de julio de 2011

El Flamenco en el Thyssen de Málaga

José Juan Pantoja en el patio del Museo Carmen Thyssen (Málaga) el 21.6.2011

La Porverita está algo "descolocada" de sus rutinas flamencas y verdialeras después de un mes de junio de verdaderas vacaciones; así que esta noticia -del pasado sábado, 2 de julio- me llega con un poquitín de retraso: La Opinión de Málaga.

Se trata de un ciclo de actividades flamencas -actuaciones y conferencias- en el Museo Carmen Thyssen de Málaga. Podéis leer en el artículo de La Opinión todo lo que hay programado, desde el próximo 9 de julio, hasta el 9 de agosto.

Como bien dice un comentario a la noticia, añade atractivo a la visita a la Colección de Carmen, que si bien es interesante y abrumadora en cantidad, a la Porverita le sobra un poco-mucho de costumbrismo, tópicos y tipismo andaluz.

Y lo digo por experiencia: el día europeo de la Música aproveché para recorrer las cuatro plantas del museo, lleno de cuadros, aprovechando que había guitarra flamenca programada, cíclicamente, en ese patio. Yo disfruté un montón con una guitarra que ya conocía y que acompañó magníficamente a Juaneque en la Peña Duende: José Juan Pantoja. ¡Lástima de bancos que no han puesto en el patio! ¡Toda la hora de pie o sentada en unas escaleras en las que escuchaba pero no veía al guitarrista! ¿Se han quedado sin presupuesto para unos banquitos en el patio?

Casi que me gustó más el pequeño  Museo Revello de Toro, en la que fuera casa-taller de Pedro de Mena. Una colección divertida -cuadros, carteles y lo que más me gustó: dibujos y bocetos del artista- y una reconstrucción y recuperación arquitectónica para el Museo... modélica. Muy recomendable, puesto que también se ocupan de descubrirle al incauto la maestría del escultor del barroco, Pedro de Mena.

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